Pontífice Sulyvahn
Apariencia:
Lleva un traje ceremonial adornado con joyas junto con una corona encima de lo que parece ser una cota de malla. Tiene una piel
bastante pálida y parece estar deteriorada, cubierta de grandes de grandes grietas y aparente no tener rostro. Debido a sus orígenes,
tendría sentido suponer que nació con este aspecto.
En combate empuña dos espadones, el Espadón profanado en su mano derecha y el Espadón del juicio en su mano izquierda.

Combate:
Nada más entrar en la zona de combate, hay que tener cuidado con el Pontífice, ya que atacará con el Espadón profanado a distancia.
Es aconsejable no atacar muy seguido ya que se necesita bastante estamina para esquivar y/o bloquear los contraataques de Sulyvahn. Una de las mejores
estrategias que pueden funcionar es esquivar rodando hacia su izquierda, ya que la mayoría de ataques en su primera fase pueden ser fácilmente evadidos de esta forma.
Una vez la barra de vida del jefe llegue a la mitad (entrando así en su segunda fase), este se arrodillará y expulsará magia oscura, momento en el cuál
no es conveniente mantenerse cerca de él ya que este explotará y el jugador saldrá volando por los aires causando un daño considerable. A partir de este punto, el Pontífice utilizará nuevos ataques, incluyendo ataques de área de efecto, estocadas de largo alcance y proyectiles mágicos.
En esta segunda fase creará una copia de sí mismo en forma de «fantasma» de color púrpura que también atacará al jugador y reflejará los movimientos del Pontífice antes de que los ejecute él mismo. Esta copia posee mucha menos salud que el original, aunque tendrá la misma defensa. Se puede intentar acabar con ambos sin la ayuda de un NPC o de un amigo online, pero la ayuda de un segundo contrincante, con las que se las tenga que ver este jefe, puede ser de gran ayuda.
El Pontífice es extremadamente susceptible a las paradas, cada estocada inflige más de 1.000 de daño. Los cortes con su espada llameante suelen estar telegrafiados y se los puede predecir.
Lore:
Sulyvahn era una criatura humanoide que nació y se crió en el Mundo Pintado de Ariandel. A pesar de su aislamiento del mundo real, ha demostrado tener una gran inteligencia y talento para la hechicería cuando era joven; creando nuevos hechizos de congelación basados en la climatología de su hogar, y así fortificar sus armas imbuyéndolas en hielo o crear una niebla congelante durante el combate.
En algún punto Sulyvahn empezó a sentirse insatisfecho viviendo dentro del Mundo Pintado,ya que no había experimentado la pérdida o la desesperación de aquellos que terminaron allí para buscar refugio después de haberlo perdido todo, y decidió abandonarlo, dejando atrás las hechicerías que desarrolló para buscar conocimiento y experiencias en el mundo exterior.
El joven hechicero terminaría llegando a la ciudad de Irithyll del Valle Boreal, ciudad habitada por los descendientes de los antiguos dioses, Sulyvahn fue aceptado como uno más a pesar de no tener sangre divina. Más adelante se ganó el favor de la deidad Gwyndolin el Sol Oscuro, gracias a ser capaz de recrear su magia y presentarlo a sus Caballeros de la Luna Oscura como arma en forma de lanza ritual, demostrando así su talento, creatividad y ambición a pesar de su carencia de recursos.
Un día, cuando Sulyvahn aún era joven, descubrió la Capital Profanada debajo de las afueras de Irithyll; donde también descubrió en las ruinas de la ciudad la Llama Profana. La cuál era una llama «fría», preservada en restos helados; era una llama infatigable y eterna, y una que mantenía dentro de ella la Oscuridad de la humanidad. Después de obtener la llama llena de pecados, una ambición insaciable se arraigó en el corazón de Sulyvahn, al mismo tiempo que el joven Sulyvahn entendía su potencial como un gran poder político y religioso.
Con gran previsión y manipulación, Sulyvahn comenzó su ascenso al poder dentro de Irithyll: el hechicero usó la Llama Profana para entusiasmar a los santos caballeros de la ciudad, corrompiendo sus corazones con la versión intachable del Fuego que veneran. Su influencia se amplió también a las tropas que comandaron, que se convirtieron en los caballeros personales de Sulyvahn, reportándole directamente, actuando primero como sus ojos vigilantes y en segundo lugar como sus asesinos designados, convirtiéndose en su milicia privada y policía secreta.
Sulyvahn continuó escalando rangos en el pacto de la Vía Blanca incrementando su influencia hasta que, en un momento dado, Gwyndolin fue «atacado por la enfermedad» y se vio obligado a retirarse del gobierno de la ciudad, dejando el mando de las Espadas de la Luna Oscura a su hermana menor Yorshka. El hechicero se aprovechó de la situación y se proclamó «Pontífice», el representante legítimo del dios, que actuaría como el gobernante interino sobre el reino de Irithyll y como jefe de la Iglesia. Los Caballeros de Plateados, todavía fieles a Gwyndolin, y las Espadas de la luna oscura que sirviendo a Yorshka podrían haber actuado en contra de su proclamación injusta; por lo tanto Sulyvahn encarceló preventivamente al dios en la antigua catedral de Anor Londo y a su hermana en la torre de su iglesia, creando un estancamiento en el que ni los Caballeros de Plata ni las Espías de la Luna Oscura podían actuar, temerosos de ver a sus líderes cautivos ejecutados.
Habiendo ganado el poder en Irithyll, Sulyvahn empezó a «limpiar» la ciudad de potenciales enemigos, exiliando o matando a las Espadas de Luna Oscura hasta que no quedaran más caballeros en la orden, eliminando a los Guardianes de la Pintura, incluso convirtiendo a los Gigantes que trabajaban en la ciudad en esclavos. El Pontífice también construiría una inmensa mazmorra bajo tierra cerca de la Capital Profanada, empleando a los sobrevivientes como crueles carceleros a su servicio. En adición Sulyvahn levantó una barrera mágica alrededor de Irithyll para prevenir a cualquiera de entrar o salir de la ciudad sin su permiso, entregando a sus más fieles muñecas especiales que les permitían la entrada.